Por otra parte, en el nuevo pacto, el pueblo de Dios no esta limitado a una nacionalidad, sino a todas las naciones de la Tierra, una iglesia donde no existe judío o gentil y que esta basada en la fe en Cristo Jesús.
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28).
Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. (Apocalipsis 1:6).
Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.(1 Pedro 2:5).
Un pacto donde la ley es su gracia, la ley del amor a través de la cual podemos ser perfeccionados. Jesús en su conversación con la mujer samaritana, le hizo saber que llegaría el momento en que la adoración no estaría mas confinada a una localización geográfica, sino a todo lugar. Además, se levantarían adoradores sin importar la nacionalidad.
Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. (Juan 4:21-24).
Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. (Mateo 24:1-2).
Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. (Marcos 13:2).
Su destrucción determinó el fin del viejo pacto. En el nuevo pacto existe un templo espiritual, donde se hacen sacrificios espirituales y que esta constituido por el hombre y la iglesia. Jesús no solo nos redimió para salvarnos sino también para hacernos su templo, su habitación. Individual y colectivamente somos el templo espiritual de Dios.
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?.(1 Corintios 3:16).
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